martes, 25 de noviembre de 2008

LA COPA DAVIS

¿tan imposible sos? ¿o viniste a conocer nada mas?
yo se que muy pronto vas a volver y te vas a quedar a vivir aca y cuando estemos listos vamos a ir por vos otra vez, porque la tercera no fue la vencida
vamos a tener un equipo para poder levantarte, porque aprendimos que pesas 100 kg para que te levanten entre todos, y para que no te pueda levantar un solo, y que te rendis al pie del equipo y no al pie de las individualidades
yo juego al tenis hace como 20 años, desde los 5, y hablo porque se, no me engancho como hace todo el pais, y como hacen los periodistas que no saben de tenis, porque saben de futbol nada mas, son 2 0 3 los que tienen derecho a hablar
y me vienen a decir que el luli fracaso, cuando en los ultimos 3 años jugamos 2 finales y una semi, ¿que epoca fue mejor para el tenis argentino que estos ultimos 5 años? la de vilas?...si, o no, es muy distinto, es otra cosa...¿sabian que al luli lo eligieron los jugadores? es el unico que nos va a hacer ganar la copa. pero no entienden, y termino renunciando, no lo habran hecho renunciar no?
el luli tiene codigos, y desde que es capitan estuvimos a un pasito de ganar la davis, aca el unico motivo porque no la ganamos fue no contar con el equipo armado o con el equipo en condiciones
NO HAY NINGUN FRACASO SEÑORES

jueves, 6 de noviembre de 2008

agua, sal de mi canilla
agua, como te deseo
agua, te miro y te quiero

estuve casi 3 dias sin agua locoooo!!
fuckin rosario y fckin caño!!!

caduco divshare, se los debo...
agua, la version del negro fontova

martes, 4 de noviembre de 2008

TOMAMOS MATE? LALO MIR

loquillos
este es un homenaje al mate
xq yo no puedo estar sin tomar mnates, dulces!, y amargos tambien xq siempre hay alguien q toma amargo y no le puedo decir q no
...un mate es un mate...el mate es el mate...

El mate no es una bebida. Bueno, sí. Es un líquido y entra por la boca. Pero no es una bebida. En este país nadie toma mate porque tenga sed. Es más bien una costumbre.
El mate es exactamente lo contrario que la televisión: te hace conversar si estás con alguien, y te hace pensar cuando estás solo.
Cuando llega alguien a tu casa la primera frase es “hola” y la segunda “¿unos mates?”. Esto pasa en todas las casas. En la de los ricos y en la de los pobres. Pasa entre mujeres charlatanas y chismosas, y pasa entre hombres serios o inmaduros. Pasa entre los viejos de un geriátrico y entre los adolescentes mientras estudian. Es lo único que comparten los padres y los hijos sin discutir ni echarse en cara. Peronistas y radicales ceban mate sin preguntar. En verano y en invierno. Es lo único en lo que nos parecemos las víctimas y los verdugos; los buenos y los malos.
Cuando tenés un hijo, le empezás a dar mate cuando te pide. Se lo das tibiecito, con mucha azúcar, y se sienten grandes. Sentís un orgullo enorme cuando un esquenuncito de tu sangre empieza a chupar mate. Se te sale el corazón del cuerpo. Después ellos, con los años, elegirán si tomarlo amargo, dulce, muy caliente, tereré, con cáscara de naranja, con yuyos, con un chorrito de limón.
Cuando conocés a alguien por primera vez, te tomás unos mates. La gente pregunta, cuando no hay confianza: “¿Dulce o amargo?”. El otro responde: “Como tomés vos”.
Los teclados de Argentina tienen las letras llenas de yerba. La yerba es lo único que hay siempre, en todas las casas. Siempre. Con inflación, con hambre, con militares, con democracia, con cualquiera de nuestras pestes y maldiciones eternas. Y si un día no hay yerba, un vecino tiene y te da. La yerba no se le niega a nadie.
Éste es el único país del mundo en donde la decisión de dejar de ser un chico y empezar a ser un hombre ocurre un día en particular. Nada de pantalones largos, circuncisión, universidad o vivir lejos de los padres. Acá empezamos a ser grandes el día que tenemos la necesidad de tomar, por primera vez unos mates, solos. No es casualidad. No es porque sí. El día que un chico pone la pava al fuego y toma su primer mate sin que haya nadie en casa, en ese minuto, es que ha descubierto que tiene alma. O está muerto de miedo, o está muerto de amor, o algo: pero no es un día cualquiera. Ninguno de nosotros nos acordamos del día en que tomamos por primera vez un mate solo. Pero debe haber sido un día importante para cada uno. Por adentro hay revoluciones.
El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar ¡esos mates lavados! porque la charla es buena. La charla, no el mate.
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro toma y es la sinceridad para decir: “¡Basta, cambiá la yerba!”.
Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, “¿está caliente, no?”.
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir “gracias”, al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que compartir.